GUIÓN
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BODAS DE SANGRE (ACTO TERCERO, CUADRO ÚLTIMO)
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PERSONAJES:
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La Madre
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La Novia
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La vecina
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CORTINA INICIAL(UN ÁNGEL LLORA Y GUARDIAN DE MI
CORAZÓN)
HASTA LOS 20 SEG.LUEGO PASA A FONDO.
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Ésta es la representación del último acto de la
obra de Federico García Lorca: Bodas de Sangre, donde se presenta la figura
de la Novia volviendo deshecha a buscar el perdón de la Madre, pero ésta la
maldice, agrede y pide quedarse completamente sola para llorar a su hijo que
ha muerto en manos de Leonardo, hombre con el que se fugó la Novia y ocasionó
la muerte de los dos hombres.
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CORTINA INICIAL PASA A PRIMER PLANO HASTA EL FINAL
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CUADRO ÚLTIMO
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Habitación blanca con arcos y gruesos muros. A la
derecha y a la izquierda, escaleras blancas. Gran arco al fondo y pared del
mismo color. El suelo es también de un blanco reluciente. Esta habitación
simple tiene un sentido monumental de iglesia. No hay ni un gris, ni una
sombra.
Aparece la madre con una vecina. La vecina viene
llorando.
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Madre:
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Calla.
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Vecina:
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No puedo.
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Madre
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Calla, he
dicho. (En la puerta.) ¿No hay nadie aquí? (Se lleva las manos a la frente.)
Debía contestarme mi hijo. Pero mi hijo es ya un brazado de flores secas. Mi
hijo es ya una voz oscura detrás de los montes. (Con rabia, a la vecina.) ¿Te
quieres callar? No quiero llantos en esta casa. Vuestras lágrimas son
lágrimas de los ojos nada más, y las mías vendrán cuando yo esté sola, de las
plantas de los pies, de mis raíces, y serán más ardientes que la sangre.
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Vecina
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Vente a mi
casa; no te quedes aquí.
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Madre
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Aquí. Aquí
quiero estar. Y tranquila. Ya todos están muertos. Otras madres se asomarán a
las ventanas, azotadas por la lluvia, para ver el rostro de sus hijos. Yo,
no. Yo llevaré camelias de escarcha al camposanto. Pero no; camposanto, no,
camposanto, no. (Entra una mujer de negro que se dirige a la derecha y allí
se arrodilla. A la vecina.) Quítate las manos de la cara. Hemos de pasar días
terribles. No quiero ver a nadie. La tierra y yo. Mi llanto y yo. Y estas
cuatro paredes. ¡Ay! ¡Ay!
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Vecina
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Ten
caridad de ti misma.
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Madre
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(Echándose
el pelo hacia atrás) He de estar serena. (Se sienta.) Porque vendrán las
vecinas y no quiero que me vean tan pobre. ¡Tan pobre! ¡Sin hijo!
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Vecina
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(Aparece
la novia. Viene sin azahar y con un manto negro)
(Viendo a
la novia, con rabia) ¿Dónde vas?
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Novia
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Aquí
vengo.
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Madre
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(A la
vecina) ¿Quién es?
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Vecina
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¿No la
reconoces?
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Madre
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¡Víbora!
(Se dirige hacia la novia con ademán fulminante; se detiene. A la vecina.)
¿La ves? Está ahí, y está llorando, y yo quieta, sin arrancarle los ojos. No
me entiendo. ¿Será que yo no quería a mi hijo? Pero, ¿y su honra? ¿Dónde está
su honra? (Golpea a la novia. Ésta cae al suelo.)
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Vecina:
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¡Por Dios!
(Trata de separarlas.)
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Novia
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(A la
vecina) Déjala; he venido para que me mate y que me lleven con ellos. (A la
madre.) Pero no con las manos; con garfios de alambre, con una hoz, y con
fuerza, hasta que se rompa en mis huesos. ¡Déjala! Que quiero que sepa que yo
soy limpia, que me puedan enterrar sin que ningún hombre se haya mirado en la
blancura de mis pechos.
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Madre
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Calla,
calla; ¿qué me importa eso a mí?
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Novia
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¡Porque yo
me fui con el otro, me fui! (Con angustia) Tú también te hubieras ido. Yo era
una mujer quemada, llena de llagas por dentro y por fuera, y tu hijo era un
poquito de agua de la que yo esperaba hijos, tierra, salud; pero el otro era
un río oscuro, lleno de ramas, que acercaba a mí el rumor de sus juncos y su
cantar entre dientes. Yo no quería, ¡óyelo bien!; yo no quería, ¡óyelo bien!
Yo no quería. ¡Tu hijo era mi fin y yo no lo he engañado, pero el brazo del
otro me arrastró como un golpe de mar, como la cabezada de un mulo.
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Madre
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Ella no
tiene culpa, ¡ni yo! (Sarcástica.) ¿Quién la tiene, pues? ¡Floja, mujer de
mal dormir que busca un pedazo de cama calentado por otra mujer!
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Novia
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¡Calla,
calla! ¡Eso no! Honrada, honrada como una niña recién nacida. Y fuerte para
demostrártelo. Enciende la lumbre. Vamos a meter las manos; tú por tu hijo;
yo, por mi cuerpo. La retirarás antes tú.
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Madre
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Pero ¿qué
me importa a mí tu honradez? ¿Qué me importa tu muerte? Benditos sean los
trigos, porque mis hijos están debajo de ellos; bendita sea la lluvia, porque
moja la cara de los muertos. Bendito sea Dios, que los tiene juntos para
descansar.
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Novia
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Déjame
llorar contigo.
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Madre
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Llora,
pero en la puerta.
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Madre
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(La novia
queda en la puerta. La madre en el centro de la escena).
Con un
cuchillo,
con un
cuchillito,
en un día
señalado, entre las dos y las tres,
se mataron
los dos hombres del amor.
Con un
cuchillo.
con un
cuchillito
que apenas
cabe en la mano,
pero que
penetra fino.
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Novia
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Y esto es
un cuchillo,
un
cuchillito
que apenas
cabe en la mano.
Con este
cuchillo
se
quedaron dos hombres duros
con los
labios amarillos.
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Madre
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Y apenas
cabe en la mano.
pero que
penetra frío
por las
carnes asombradas
y allí se
para, en el sitio
donde
tiembla enmarañada
la oscura
raíz del grito.
(Arrodilladas
en el suelo, lloran.)
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Lic. ISABEL FUERTES RAMÍREZ
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