sábado, 31 de agosto de 2013

POEMA POR LAS BODAS DE ORO DE LA I.E.E. "CARLOS WIESSE"

A mi querido colegio en sus Bodas de Oro

                              En 1963 tuvimos un gran privilegio,

se fundó nuestro querido colegio,

institución educativa emblemática sin igual,

orgullo de la educación nacional.

 

Templo del conocimiento, casa del saber,

estudiamos con esmero, porque es nuestro deber.

Los carlowissinos agradecidos dedicamos este poema,

al colegio y a su lema, que es nuestro emblema.

 

Cuna de nobles e ilustres maestros,

ejemplo de entrega y amor a lo nuestro,

dejaron huella en nosotros, por su singular vocación

rendimos homenaje a ellos, con sublime emoción.

 

Evoca nuestra memoria a un ser muy especial,

Carlos Wiesse Portocarrero fue un maestro de talento sin igual,

tampoco olvidamos a nuestros queridos profesores,

que orientan y aconsejan con grandes cualidades.

 

Nos embarga la emoción al recordar el primer año,

con el himno del colegio, que entonábamos antaño

fraternidad espiritual, divino aliento,

benditos versos, que retumban como el viento.

 

Cincuenta años no pasaron en vano,

hemos seguido el ejemplo de nuestros hermanos,

todos los catorce de setiembre de cada año decimos, Carlos Wiesse... ¡ Presente ¡

su luminosa huella, está en el alma y en nuestra mente.

 

Agradecemos a todos, a los maestros y a los directivos,

que nos educan y conducen con verdadero espíritu afectivo,

gracias querido colegio, eres mi vida y admiración

felices Bodas de Oro, te lo decimos, de todo corazón.
 
¡Viva nuestro colegio Carlos Wiesse!
 

jueves, 22 de agosto de 2013

CUENTO TRADICIONAL Y MODERNO

Cuento tradicional
El lobo que cree que la luna es queso
Andaba el lobo muy hambriento y ya no sabía qué hacer para coger algún animal y comérselo. Y por ahí se encuentra con la zorra y le dice:
- Oiga usted, señora zorra, que me la voy a comer.
Y la zorra le dijo:
- Pero mire usted, que estoy muy flaca. No soy más que huesos y pellejos.
- No, que usted estaba muy gordita el pasado año.
- El año pasado sí que estaba gordita, pero ahora tengo que darles de mamar a mis cuatro zorritos y apenas encuentro bastante para crear leche para ellos.
- ¡Que no me importa!, le dijo el lobo.
Iba a darle la primera mordida, cuando la zorra le dijo:
- Deténgase usted, por dios, señor lobo. Mire que yo sé dónde vive un señor que tiene un pozo lleno de quesos.
Y se fueron la zorra y el lobo a buscar los quesos. Y llegaron a una casa y pasaron unas tapias y llegaron ante el pozo, y la Luna se reflejaba en el agua y parecía un queso.
Y se asomó la zorra, volvió y le dijo al lobo:
- ¡Amigo lobo, que el queso es grande! Mire asómese usted.
Y se asomó el lobo, vio la Luna y creyó que era un queso grandote. Pero el lobo sospechoso, le dijo a la zorra:
- Pues bueno, amiga zorra, entre usted por el queso.
Y la zorra se metió en uno de los cubos y entró por el queso. Y desde abajo le gritaba al lobo:
- ¡Amigo lobo! ¡Que grandeza que tiene este queso! ¡No puedo con él! Venga usted a ayudarme a subirlo.
- Pero yo no puedo entrar -le decía el lobo-. ¿Cómo yo voy a entrar? Súbalo usted sola.
- Y la zorra le dijo:
- Pero no sea usted torpe. Métase usted en el otro cubo y verá como así entra fácilmente.

Y se metió el lobo en el otro cubo y, como pesaba más, se deslizó para abajo y la zorra en el primer cubo subió. Y ahí se quedó el lobo buscando el queso, y la zorra se fue muy contenta a ver a sus zorritos.

Cuento tradicional
El lobo que cree que la luna es queso
Y se metió el lobo en el otro cubo y, como pesaba más, se deslizó para abajo y la zorra en el primer cubo subió. Y ahí se quedó el lobo buscando el queso, y la zorra se fue muy contenta a ver a sus zorritos.
Pues andaba el lobo muy hambriento y ya no sabía qué hacer para coger algún animal y comérselo. Y por ahí se encuentra con la zorra y le dice:
- Oiga usted, señora zorra, que me la voy a comer.
Y la zorra le dijo:
- Pero mire usted, que estoy muy flaca. No soy más que huesos y pellejos.
- No, que usted estaba muy gordita el pasado año.
- El año pasado sí que estaba gordita, pero ahora tengo que darles de mamar a mis cuatro zorritos y apenas encuentro bastante para crear leche para ellos.
- ¡Que no me importa!, le dijo el lobo.
Iba a darle la primera mordida, cuando la zorra le dijo:
- Deténgase usted, por dios, señor lobo. Mire que yo sé dónde vive un señor que tiene un pozo lleno de quesos.
Y se fueron la zorra y el lobo a buscar los quesos. Y llegaron a una casa y pasaron unas tapias y llegaron ante el pozo, y la Luna se reflejaba en el agua y parecía un queso.
Y se asomó la zorra, volvió y le dijo al lobo:
- ¡Amigo lobo, que el queso es grande! Mire asómese usted.
Y se asomó el lobo, vio la Luna y creyó que era un queso grandote. Pero el lobo sospechoso, le dijo a la zorra:
- Pues bueno, amiga zorra, entre usted por el queso.
Y la zorra se metió en uno de los cubos y entró por el queso. Y desde abajo le gritaba al lobo:
- ¡Amigo lobo! ¡Que grandeza que tiene este queso! ¡No puedo con él! Venga usted a ayudarme a subirlo.
- Pero yo no puedo entrar -le decía el lobo-. ¿Cómo yo voy a entrar? Súbalo usted sola.
- Y la zorra le dijo:

- Pero no sea usted torpe. Métase usted en el otro cubo y verá como así entra fácilmente.